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jueves, 20 de septiembre de 2012

Venezuela en la encrucijada: los abstencionistas




 La Abstención Electoral en Venezuela

        El fenómeno de la Abstención en Venezuela en la era democrática es un problema que ha influido de manera negativa en el camino democrático que este país se fijó como meta. Desde la caída del régimen dictatorial del general Marcos Evangelista Pérez Jiménez el fenómeno de la abstención ha venido creciendo, sin que la dirigencia política causante de esa abstención haya sido capaz de buscarle solución a esta problemática. Porque es un problema. Eso, que nadie lo dude.

     * En las primeras cuatro Elecciones Presidenciales de la era democrática (1958, 1963, 1968, 1973), la abstención  se ubicó en un promedio de un 5%. En todos los procesos electorales se establecían récords de participación electoral. Los partidos y sus líderes disfrutaban de un amplio reconocimiento y respeto. Estaba reciente el recuerdo de la lucha contra la Dictadura. Se notaba mucha alegría y optimismo en las campañas electorales.
       La población votante, el país entero, estaba ansioso por ejercer democráticamente su derecho a expresarse mediante el voto y en 1958 apenas quedaron unos pocos venezolanos que no acudieron a las urnas electorales, por diversas razones. Fue el comienzo de una fiesta democrática; el inicio de un largo período de democracia.

* En las tres siguientes elecciones (1978, 1983,1988) comenzó un cambio en el comportamiento electoral respecto a la abstención. En promedio durante esas elecciones la Abstención se triplicó ubicándose en promedio en un 15%. Ya se  comenzaba a producir un cierto cansancio y alejamiento de los partidos por parte de la sociedad y, fundamentalmente, la población electora. La razón fue la permanencia marcada de las mismas figuras dirigentes en el escenario político. No había relevo generacional ni se notaba la preparación de cuadros de relevo necesarios. La población votante produndizó el alejamiento de los partidos, unido  al cuestionamiento  a la falta del remozamiento del liderazgo partidista.

   * La Abstención batió todo récord a partir del alzamiento militar (febrero y noviembre) de 1992. A partir de esa fecha en los siguientes procesos electorales presidenciales (1993, 1998, 2000, 2006 ) la abstención electoral alcanzó cifras que vinieron en aumento desde un 43.7% en el 2000 a un 45.3% en el 2006. En las elecciones parlamentarias de 2005 se produjo la cifra récord de un 75%, por las mismas razones: nuevos rostros que se repiten una y otra vez. "En estos resultados se refleja claramente el mensaje anti partido que tuvo una amplia difusión en esos años", dicen analistas políticos.
Se profundizó también el deterioro de la imagen de los partidos y de su liderazgo, lo cual devino en el rechazo contundente y, consecuencialmente, la desaparición de unos partidos que lucían firmes y con arraigo en el inconsciente colectivo; y la aparición de otros. Junto a éstos, surgieron otros grupos con pretensiones de partidos que en el camino fueron desapareciendo o cambiando de nombres.
Hubo un gran rechazo a los viejos partidos, impulsado esto, tanto por la falta de formación de cuadros de relevo político, como por el discurso dicho a voz en cuello por  otras figuras liderizadas por Hugo Chávez Frías, con ascendiente en el electorado, cansado de "lo mismo".  Se produjo una actitud de retroceso en materia de aceptación a los partidos y su dirigencia, vistos sus integrantes como representantes de un pasado que se quiere olvidar.
Se les sentó en el banquillo de los acusados, donde se les juzga de manera permanente y se maximizan sus errores. Los aciertos de esa vieja dirigencia ni siquiera se sopesan, ni se recuerdan, ni mucho menos se reconocen. Hay un esfuerzo por olvidar esos aciertos. Los primeros jueces son, justamente, los abstencionistas, los indecisos y quienes se dicen apolíticos o "ni ni".
Con la negativa a formar cuadros de relevo generacional a la vieja dirigencia política le pasó exactamente como dice el llanero: "dentró el invierno, y mi cobija perdía". Se les agotó el discurso y se les acabó el poder de convocatoria Y tampoco afeitaron sus gallos, porque no criaron nuevos gallos. 
Sin previsión de ningún tipo, se fueron por un camino largo, escoteros, sin cobija, sin remonta, sin bastimento y sin ná. Con visión de corto alcance, hasta donde alcanza la vista, muchísimo más acá del horizonte, se fueron por el mismo camino largo. Otra vez está lloviendo y ni gobierno ni oposición encuentran la cobija. 
Venezuela adentro, antes de que llegue el invierno el llanero se apertrecha con silla y cobija nueva. ¿Todavía no encuentran la cobija perdía? Cómprense una nueva.
* En las elecciones parlamentarias del 2010, "aún con el inicio de la recomposición de los partidos y la propuesta Unitaria, las cifras de Abstención se mantuvieron en el orden del 34%" (http://cruzdavila.com/).  Solamente en Zulia y Táchira,  ganados por la oposición, las cifras de abstención estuvieron por debajo del promedio nacional: la población electoral en el resto del país ya estaba mostrando nuevamente cansancio del líder en quien puso toda su confianza esperando un cambio real y efectivo, así como el cumplimiento de sus propuestas electorales que no se materializaron.
Otra vez, el electorado y el país claman por un cambio verdadero. Se exige una nueva oportunidad de vivir una democracia verdadera, como la que comenzó a conocer después de 1958. Ojalá no los sorprenda la aurora y que no les vuelva a llover con la cobija perdía.

Investigación y texto:
Elba Romero López

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